Roberto Triviño realizó conversatorio y puesta en valor de su primera lancha chilota
Este viernes 18 de mayo se celebró el Día Internacional de los Museos en todo el mundo, y el Museo Regional de Ancud no se quedó atrás. Para la ocasión, y bajo el lema “Colecciones y comunidad”, el reconocido artesano Roberto Triviño conversó sobre su trabajo y trayectoria, pero, además, completó en público el primer modelo que construyó.
La actividad se realizó entre las 11:00 y las 13.30 hrs., y contó con la activa participación de unas 30 personas, entre estudiantes del Liceo Bicentenario de Ancud, artistas locales, representantes del Colegio de Arquitectos y de la Asociación de Carpinteros Patrimoniales de Chiloé, y la SEREMI del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio región de Los Lagos, Amanda Milosevich.
“Museos hiperconectados: Enfoques nuevos, públicos nuevos”
El Día Internacional de los Museos se celebra el 18 de mayo en todo el mundo desde el año 1977. La designación de tal día fue el resultado de la resolución tomada en la XII Asamblea General del ICOM (Consejo Internacional de Museos) en Moscú (Rusia). Cada año el ICOM elige un tema para aglutinar en torno a él las iniciativas que se organizan en todas las instituciones para esta celebración; y el de este año fue “Museos hiperconectados: Enfoques nuevos, públicos nuevos”.
En términos generales, lo que se planteó este año, es que si bien la tecnología permite a los museos llegar más allá de su audiencia habitual y encontrar nuevos públicos gracias a, por ejemplo, la digitalización de sus colecciones, integración de elementos multimedia en exposiciones o herramientas que los viralicen en redes sociales, éstos mantienen múltiples y significativas “conexiones” con sus comunidades locales, lo cual en los últimos años se ha incrementado.
Es así como el Museo Regional de Ancud asume este objetivo común de “fortalecer esas conexiones”, generando “nuevas maneras de interpretar y presentar sus colecciones”, y, bajo el lema “Colecciones y comunidad”, decide crear un espacio abierto en el que sea el propio autor quien complete una de las piezas que custodia la institución y la ponga en valor, contextualizándola y otorgándole un nuevo significado que no había sido incorporado en la documentación e historia del objeto, el de ser un juguete, y que lo convierte, además, en el único de la colección.
Esta situación nos ha permitido volver a mirar la colección y repensar la Política y el Plan de Gestión de Colecciones del Museo, pues si bien la navegación ya había sido incorporada en tanto tema fundamental del archipiélago de Chiloé, no había sido considerada la representación de la infancia.
De niño curioso a connotado artesano
Roberto Triviño hizo esta lancha a escala el año 1965, cuando tenía 13 años. La lancha era su juguete, y la "hacía correr" cuando salía a la pesca del robalo con su padre y cruzaban del sector de Morrolobos, en isla Caucahué, hasta Linao.
Cuenta don Roberto que cuando él era pequeño, los juguetes que tenían los niños eran botes de madera de una pieza, cavados; botes y trompos de madera. Recuerda incluso que cuando intentó hacerse uno con esta técnica, se hirió una mano.
Hijo de pescador, la navegación fue siempre un medio de transporte, alimentación e ingresos en su familia. De esta forma, y viendo cómo un amigo de su padre le construía sus embarcaciones, pensó que así como las hacían en tamaño real, él podría hacer las mismas piezas, pero pequeñas, y armar una. En esta odisea de niño curioso, don Roberto terminó construyendo un modelo a escala de lancha chilota “tipo calbucana” de 1,24 mt. de largo por 0,53 mt. de ancho, que cobró el interés del profesor de la Escuela de Linao Ciro González, quien por aquel entonces adquiría objetos para el padre Audelio Bórquez, con cuya colección se fundó en 1976 el Museo Regional de Ancud.
Ese fue el comienzo, pues señala que desde que su juguete fue expuesto en el Museo (ex Chilotur), comenzaron los pedidos, y ya perdió la cuenta de cuántos modelos ha construido en estos 53 años de trayectoria. Orgulloso de su trabajo y del papel que ha desempeñado como representante de su cultura en diferentes lugares del país y del mundo, entre los que destaca Perú, Costa Rica, islas Canarias e Italia (Expo Milán 2015), ha participado ininterrumpidamente en la Muestra Internacional de Artesanía de la Universidad Católica desde 1976.
Historia del objeto desde que ingresó al museo
Uno de los trabajos más importantes de los museos es la gestión de sus colecciones, y ello implica tanto el cuidado de las piezas en relación a su materialidad como su registro, documentación e investigación; no obstante, y a pesar de los pasos agigantados que hemos dado en cuanto a la profesionalización de los museos regionales y especializados, sobre todo en lo que va del siglo XXI, aún existe mucho camino por recorrer.
Parte de ese camino es el de regularizar una serie de piezas ingresadas desde la fundación del Museo hasta la fecha, de acuerdo a los actuales protocolos y lineamientos institucionales (Protocolo. Manejo de Colecciones y Sistemas de Inventario. CDBP 2017). Y parte de esa regularización es revisar si todas las piezas ingresadas y tratadas como transitorias, material de estudio, didáctico y/o museográfico tienen valor patrimonial para solicitar su ingreso a la colección y, por ende, su resguardo bajo la Ley de Monumentos Nacionales.
En este proceso estábamos cuando decidimos documentar la pieza más valiosa del artesano Roberto Triviño, e incluso visitarlo en su hogar y taller en isla Caucahué, pudiendo realizar un importante registro audiovisual. Una pieza que hasta el año 2002, aproximadamente, había sido tratada como material museográfico y no como objeto patrimonial, y que recién el año 2011 fue inventariada e ingresada al depósito actual bajo rigurosos estándares de conservación y manejo de colecciones.
El tratamiento previo al 2011, entonces, tuvo como consecuencia la ausencia de algunas partes del objeto, específicamente, velamen, escotilla y timón; partes que fueron confeccionadas nuevamente por el artesano y que agregó el día viernes 18 ante un público ávido de respuestas, logrando completar la pieza, ponerla en valor y gatillar una serie de reflexiones que nos impulsan a continuar en un camino a veces lento, pero seguro.