La materia prima de la fotografía es la luz y luz no hay hasta no haberse visto antes la oscuridad. La fotografía es entonces ese espacio donde se reconoce algo que ha sido imaginado en la oscuridad y que se hace existente porque lleva la luz como un revés. Que la luz nos permita ver es la declaración de principios de la fotografía en su práctica, pero también es la razón para que esta exposición nos haga evidente lo que un gran número de niños de las escuelas de Yerbas Buenas, Liceo Domingo Espiñeira, Liceo Bicentenario y Escuela de Huelden (Ancud) han imaginado y han visto a través de la imagen fotográfica.
La cámara estenopeica contiene un inmenso espacio negro, hasta que apenas un delgado hilo de luz lo atraviesa cargando con aquello que los ojos fijaron e imprimieron sobre la superficie sensible del papel. Así obtenemos un primer revés: el negativo, que nos obliga a comprender el blanco como oscuridad y el negro como pura luz impregnada. Un segundo revés se muestra cuando se revela el positivo (este se consigue por contacto con el negativo papel) y vemos que los objetos están alterados según la convención que dice que el este está a la derecha y el oeste a la izquierda; los puntos cardinales se cambian cuando la luz se vuelve oscuridad y la oscuridad luz. Y esto solo lo detecta el fotógrafo en contacto con su objeto.
La condición insular de Chiloé hace que esto sea un juego y de tan propio, que los niños lo conocen como una suerte de desafío, una experiencia para la vida esto de cambiar de lugar las convenciones, esto de vivir entre la luz y la oscuridad, entre el norte y el sur sin llegar nunca a comprender por qué y quizás tampoco sea necesario.
Pero sí se sabe y es necesario comprender que en Chiloé se vive del mar y que el mar a veces es de los peces muertos y esto la fotografía lo sabe combinar con la realidad en vida: el rojo, el de la sangre y también del infierno se muestra y Manuel Castillo les enseña a los niños que el rojo es parte del blanco y el negro, que la luz y la oscuridad son violentas cuando aparecen de noche junto al rojo, que el verde es de allá.
Esta muestra es un espacio dado para la visión, para las apariciones y la suspicacia de entender que la fotografía no miente, que se muestra tal cual es, despojada de toda leyenda a pesar de que los alumnos aquí expuestos han jugado y aprendido a narrar sus historias en suspenso por estar dichas al revés.