La cartelera de cine de julio estará dedicado a la vida en el fogón, alimentación y construcción son algunas de las temáticas que abordará el ciclo. La muestra nos invita a valorar y reflexionar sobre las historias que muchas familias, personas mayores y comunidades vieron como parte de su día a día antiguamente.
Músicos campesinos: preservando la tradición festiva de Chiloé
Documental dirigido por Nelson Bahamonde que busca difundir la tradición festiva de Chiloé a partir del trabajo y experiencia de la Agrupación de Artistas y Folcloristas de la Comuna de Dalcahue. El documental recopila los testimonios de sus integrantes en torno a su vida como músicos y músicas, los antiguos cultores/as de quienes aprendieron, los trabajos y encuentros en donde se hacía presente la música y bailes propios del territorio.
El audiovisual permite visibilizar el contexto social e histórico en el que se formaron importantes cultores de la comuna de Dalcahue, destacando también la necesidad de transmitir estos saberes a las nuevas generaciones para su preservación.
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- Músicos campesinos: preservando la tradición festiva de Chiloé I Nelson Bahamonde I 2013 I 93 min I Documental
En 2003 Amador Cárdenas, Rodrigo Muñoz y Alejandro Paredes, a través de un proyecto FONDART, publican Ecos de un canto olvidado. Rescate y puesta en valor de los cultores tradicionales de Chiloé, investigación que recopiló testimonios de distintos referentes de la música. Para esta ocasión compartiremos los testimonios de los músicos de las zonas rurales de Dalcahue, quienes explican su visión, vivencias e importancia de los cultores para Chiloé.
Abel Bahamonde (San Juan)
Yo como jugando empecé…pesqué una guitarra y… uno así como jugando empieza a ver las cosas y después le resulta… fue de mi mente no más. Y a lo mejor como somos parientes igual con Canahue, a lo mejor de por ahí me guié. Aquí fue con los Bahamonde no más, con ellos empecé a tocar y aquí con Hermógenes Ulloa igual, siempre salíamos los dos cuando hacían las peñas. Íbamos a Castro, Dalcahue, Achao, siempre salíamos en él.
Antiguamente se hacían los medanes de plata, se juntaban los amigos, vecinos, 10 o 15, entonces, salía una cuota por ejemplo de 2 o 3 lucas y se reunían ellos y lo recibía el dueño que hacía la cuestión… y ahí se tomaba chicha y ahí uno amanecía igual que en los medanes de oveja, cordero, uno tenía que dar un cordero, iban tres personas en la noche y… y le daban un cordero al amigo…. Y ahí uno amanecía, bailando y tomando unos tragos.
Por acá como diríamos vamos quedando pocos cultores casi todos están fallecidos, Coche Molina, don Gerónimo. El más antiguo es Canahue, él no más que va quedando.
Armando Bahamonde (San Juan)
Generalmente los músicos son parte de la historia, cada hecho, cada fenómeno, cada momento es interpretado a través del cantor, sería innumerable decir las cuecas que hay porque innumerables son los hechos y acontecimientos que van pasando, y el cantor… repito, es un intérprete de las realidades, de su propia historia, por lo tanto ellos cantan a eso. Pueden cantar al mar, a las comidas, a los mariscos, a los compadres, al trabajo, a sus aventuras, a sus viajes hacia la Patagonia, a sus aventuras en las salitreras, o sea hay una gama de experiencias que ellos lo llevan a través del canto. Ahora lo que si hay que decir es que la mayor parte de estas canciones fueron creadas anteriormente, tal vez en un escenario mucho más tranquilo que ahora (…). Hoy en día existen otras motivaciones, que incluso no permiten y lamentablemente los cantores, los músicos, los bailarines perdieron esos espacios tradicionales. La modernidad y sus efectos los han ido dejando fuera de foco, y el único lugar que encuentran para poder ellos recrear lo que es su cultura, sus expresiones culturales, su arte musical, es a través de los eventos que se organizan malamente en verano, entonces es riesgoso, cada día queda menos… cada día los espacios son mucho más reducidos.
La música que hacen ellos, tradicionalmente es la misma música que ustedes van a escuchar hoy, lo van a escuchar el otro año y durante toda la vida, la misma, esos son los cultores, lo que han mantenido esta música. Luego existen los grupos numerosos que son los que a su vez pasan a aprender de ellos, y lo mejoran estéticamente, le dan una nueva estética capaz de representarlo en los escenarios, pero pierde lo otro… pierden muchas de las cualidades que ellos tienen.
José Concepción Bahamonde "Canahue" (San Juan)
Yo fui aprendiendo de a poco, o sea que la verdad lo aprendí solo, porque mi padre no supo leer ni escribir. Yo pa' que me iba a quedar atrás, tampoco se leer ni escribir.
Esto de andar arriba de los escenarios casi principiamos con Armando, anduvimos en Santiago, Castro, Ancud, Puerto Montt, en todas esas partes, porque nosotros con él estamos acostumbrados a andar. Después ya cuando fuimos a Santiago ya me fui con los del Magisterio de Castro, fui a Valparaíso (…) Entonces una noche actuamos en el teatro más grande que hay en Santiago, así que claro terminamos de actuar y yo me sorprendí, me corrieron las lágrimas, ¿sabe por qué? Esa noche en la casa de retiro ahí donde nos quedamos, me dicen: José Concepción Bahamonde, lo vamos a dejar para el último, me dije entre mí ¿por qué me dejan pal último estos? Yo me sorprendí, tocaron todos los otros, entonces me presentan; José Concepción Bahamonde, más conocido como Canahue, que suba al escenario, subí yo, y Eduardo Cerna me dice, pucha hermanito sabe qué le vamos a regalar una tele a color, nos suben la tele encima del escenario, la dejaron ahí, pucha, así que Canahue, tiene aquí su tele a color, entonces me dice él, usted le toca una cueca más no má, yo le digo que sean dos.
Bueno lo que pasa es que cultores tradicionales, como se dice, casi voy quedando yo no más, pero yo no soy eterno, entonces después cuando ya me pierda ya va a terminar todo, porque nadie quiere seguirlo, entonces ahí va a quedar todo.
José Arcadio Bahamonde "Cayo" (Puchaurán)
Mi nombre completo es José Arcadio Bahamonde Ulloa, todos me conocen como Cayo, soy nieto del cultor chilote Coche Molina que en paz descanse. Este… bueno yo me crié junto con ellos en Puchaurán. Me inicié en el Conjunto Folclórico de Cultores de Chilotes que dirigía mi abuelo, empecé más o menos a los 8 años, salía junto con él, o sea estoy prácticamente 25 años en la música folclórica. Me inicié como bailarín en el grupo, sabía todas las danzas chilotas que existían acá en la localidad, es decir, chocolate, sirilla, pericona, pavo, caña dulce, costillar, sajuria, y la infaltable cueca chilota.
Mi abuelo salía a todas las fiestas de acá de la comuna, salía porque antes se usaba el medan de papas, el que no tenía papas hacía una fiesta y le llevaban papas, medan de ovejas, y por cualquier cosa hacían fiestas, entonces se juntaban ellos. Y él salía a tocar, pero no existía la acordeón en esos años, eran sólo violín y guitarra, y ahora tampoco hay violinistas aquí en la zona, sino que están todos fallecidos. Así que prácticamente en la semana eran dos, tres noches que él no descansaba, amanecía tocando en todas las fiestas campesinas.
Yo aprendí así saliendo con él, en los ratos libres me dedicaba a mirarlo como tocaba las notas en la guitarra y tomaba la guitarra, y empecé a aprender por si solo, de a poco, sin que nadie me enseñara… o sea yo mirándolo a él nomas. Después cuando él falleció ya no había nadie que nos toque las danzas que tocaba él, que yo también me sabía, así es que empecé a tocar las danza, las cuecas y sobre la misma empecé a enseñarle a los más jóvenes los pasos, porque yo me sabía todos los pasos y danzas.
Juan Bautista Barría Barría (Puchaurán)
En primer lugar nuestro padre fue cultor, de acá de Puchaurán, y él desde niño cultivó el folclor. Cuando él se casó tuvo a los hijos, a quién está hablando, y cuando ya nosotros fuimos siendo más que niños me fui entusiasmando por la música, en lo cual no sabía yo como aprender, porque me gustaba la música de acordeón y admiraba a las personas que siempre la tocaban, porque en aquella época el folclor no se distinguía en las escuelas ni nada solamente había que aprender por la propia iniciativa de uno o mirando a otras personas que realmente tocaban, entonces de allí que siempre yo admiraba no la guitarra como la tocaba mi papá sino que lo que a mí me gustaba era la acordeón.
Y cuando ya tuve la oportunidad de que el papá viajó a la Argentina, me trajo una acordioncita, no sé a dónde la habría pillado él, pero una acordioncita ya media malita, entonces la trajo a la casa y fue una alegría para mí porque ahí pensé al tiro voy a tener que aprender, y claro efectivamente, como él sabía tocar guitarra, también ya tenía conocimiento porque él tocaba con otras personas que sabían tocar acordeón, participaban en las fiestas antiguas, como medanes, trabajos de casas, destronques, todas esas cosas de por ahí que andaban ellos en las fiestas, entonces yo mirando como tocaban las demás personas, y también con el apoyo del papá que desde ya me empezó a corregir cómo tenía que tocar, a lo que él sabía, y entonces de ahí me acostumbré de tocar la acordeón.
Al transcurrir del tiempo fuimos formando un núcleo familiar y hacer folclor de las canciones que él sabía, tratarle de hacer una letra, cierto, porque como era el papá un cultor, un cultor nunca canta una canción con una sola letra todas las veces, sino que el cultor que es, le va cambiando las letras a cada canción que canta, puede cantar una serie de canciones pero le va agregándole distintas letras, entonces eso es lo que hacen los cultores que pueden cantar una noche completa, o más también, y van intercambiando las letras de distintas canciones que ellos tienen.
Fuente:
Amador Cárdenas, Rodrigo Muñoz y Alejandro Paredes. (2003). Ecos de un canto olvidado. Rescate y puesta en valor de los cultores tradicionales de Chiloé. Puerto Montt: Imprenta Master Print.