
Estos instrumentos de factura artesanal fueron construidos por carpinteros locales y los usaron comunidades ubicadas en la zona insular de Chiloé. Normalmente estos objetos se empleaban en prácticas musicales asociadas al culto católico, como por ejemplo festividades patronales que conmemoran la llegada de un nuevo ciclo anual. Todos estas piezas ingresaron al Museo a mediados de la década de los setenta, y fueron obtenidas a través de adquisiciones o donaciones. El sacerdote Audelio Bórquez, entonces director de la institución, fue el principal gestor de esta iniciativa.

Matraca de doble batiente. Base de madera de mañío macho (Podocarpus nubigenus), batientes de fierro y latón delgado. Largo 36 cm, ancho 22 cm y espesor 32 cm. Colección de Instrumentos Musicales, Museo Regional de Ancud. N.º de inv. T17/MRANC-CIM-AB. Fotografía: Darío Tapia.
Idiófono con batientes de metal por ambas caras, que ponen en vibración un latón asentado sobre una base de madera. El latón actúa como resonador poniendo en vibración su propio cuerpo y la masa de aire que se acumula entre su cara inferior y la cara superior de la base de madera.
Se ejecuta poniendo la mano en el asidero dispuesto como un arco de medio punto en su parte superior. Se agita enérgicamente para que los batientes de metal consigan la velocidad necesaria y recorran el trayecto hasta el cuerpo con el que se estrellará su masa, estimulando así por golpe directo la placa de latón que actúa como resonador. Los batientes están sujetos rudimentariamente a la base por clavos doblados en forma de "U". En la clasificación Sach-Hornbostel, es descriptible como un instrumento idiófono del tipo clasificatorio: 111.12.
Matraca de doble batiente

Carlos Belquén. Rabel. Madera de ciruelillo (Embothrium coccineum). Largo 61 cm, ancho mayor de la caja de resonancia 19,5 cm, ancho menor de la caja de resonancia (en la escotadura) 14,5 cm, ancho menor de la caja de resonancia (en el hombro) 16,5 y alto de la caja de resonancia (en la escotadura) 3,1 cm. Colección de Instrumentos Musicales, Museo Regional de Ancud. N.º de inv. 118/MRANC- CIM. Fotografía: Darío Tapia.
Mantenemos aquí la denominación de rabel con la que fue catalogado al ser ingresado al museo, y que es coincidente con la usada por artesanos que los construyen en la actualidad. Ello, pese a que su arquitectura con puente móvil y separado del alma, son diferencias fundamentales con las de los rabeles propiamente dichos. Este tipo de cordófonos ha sido utilizado desde épocas tempranas en la evangelización católica en Chiloé, tanto para usos propios de la liturgia como para rituales de la religiosidad popular. También han hecho uso de ellos grupos musicales que acompañan procesiones en festividades de santos patronos y de cabildos en diversas capillas del archipiélago. Fueron también utilizados para acompañar cantos de villancicos como en velorio de ángeles. Posteriormente, se le ha usado de manera frecuente en conjuntos folclóricos.
Rabel

Carlos Belquén. Detalle de rabel. Madera de ciruelillo (Embothrium coccineum). Largo 61 cm, ancho máximo de la caja de resonancia 19,5 cm, ancho menor de la caja de resonancia (en la escotadura) 14,5 cm, ancho menor de la caja de resonancia (en el hombro) 16,5 y alto de la caja de resonancia (en la escotadura) 3,1 cm. Colección de Instrumentos Musicales, Museo Regional de Ancud. N.º de inv. 118/MRANC- CIM. Fotografía: Darío Tapia.
Detalle de rabel

Carlos Belquén. Violín. Madera de ciruelillo (Embothrium coccineum). Largo 61 cm, ancho máximo de 21 cm, alto máximo de la caja 3 cm, ancho mínimo de diapasón 3 cm y ancho máximo de diapasón 5,5 cm. Colección de Instrumentos Musicales, Museo Regional de Ancud. N.º inv.120/MRANC- CIM -AB.
Cordófono de cuatro cuerdas frotadas con arco y clavijero con cuatro clavijas de madera. Cuenta con el cuerpo, o caja de resonancia, sus cubiertas superior e inferior, brazo y diapasón construidos en madera de ciruelillo (Embothrium coccineum).
Violín

Carlos Belquén. Detalle del violín. Madera de ciruelillo (Embothrium coccineum). Largo 61 cm, ancho máximo 21 cm, alto máximo de la caja 3 cm, ancho mínimo de diapasón 3 cm y ancho máximo de diapasón 5,5 cm. Colección de Instrumentos Musicales, Museo Regional de Ancud. N.º inv. 120/MRANC- CIM -AB.
Detalle del violín

Guitarra. Madera de ciruelillo (Embothrium coccineum). Ancho 30 cm y largo 80 cm. Colección de Instrumentos Musicales, Museo Regional de Ancud. N.º inv. 119/MRANC-CIM-AB. Fotografía: Darío Tapia.
Cordófono de cuerdas pulsadas (Sach-Hornbostel 21.322.5). Su particularidad reside en la forma constructiva: una caja de resonancia (cuerpo) ha sido labrado vaciando un trozo de madera de ciruelillo hasta darle la forma convencional. Un brazo y su diapasón de ancho muy estrecho dificultan la posibilidad de que sus seis cuerdas cuenten con el espacio adecuado para que los dedos de la mano izquierda pulsen individualmente cada cuerda en un acorde. Este tipo de instrumentos se registran ya en tiempos coloniales en Chiloé. Muchos fueron construidos utilizando maderas nativas. En la actualidad es un instrumento de uso frecuente junto al acordeón, tanto en conjuntos folclóricos como en reuniones sociales y forman parte de los ritos procesionales asociados al culto católico.
Guitarra

Matraca de doble batiente. Base de madera recubierta de latón. Largo 38cm. Colección de Instrumentos Musicales, Museo Regional de Ancud. N.º inv. T76/MRANC-CIM-AB. Fotografía: Darío Tapia.
Se trata de un instrumento idiófono (Sachs-Hornbostel 111.12) con batientes de metal por ambas caras que ponen en vibración un latón asentado sobre la base de madera. Este actúa como resonador poniendo en vibración su propio cuerpo y la masa de aire que se acumula entre su cara inferior y la cara superior de la base de madera. Los batientes están sujetos rudimentariamente por grampas (usadas para los cercos de alambre de púas). Se ejecuta con la mano en el asidero, actualmente roto, y batiéndolo enérgicamente para que los batientes de metal consigan la velocidad necesaria y recorran el trayecto hasta el cuerpo con el que se estrellará su masa pesadamente y estimule por golpe directo la placa de latón que actúa como resonador.
Matraca de doble batiente

Matraca. Madera de alerce (Fitzroya cupressoides) y dos bellotas unidas por una cuerda de género. Largo total 28 cm, ancho máximo 15 cm, y espesor 2 cm. N.º inv. T16 /MRANC-CIM-AB.
Idiófono de resonador directo con esferoides batientes que ponen en vibración una base de madera. Se ejecuta con la mano en el asidero dispuesto en su parte superior y batiéndolo enérgicamente para que los esferoides consigan la velocidad, de esta forma su masa estimula por golpe directo la base que actúa como resonador único (Sachs-Hornbostel 111.12). Esta instrumento es de madera de alerce (Fitzroya cupressoides) y sus esferoides de entrechoque son de madera blanca liviana y blanda, posiblemente se trata de saúco (Sambucus nigra), especie exótica de relativa frecuencia con la cual, conforme a descripciones etnográficas, se hicieron en Chiloé también flautas de madera.
Matraca de esferoides de choque

Trombón. Metal. Colección de Instrumentos Musicales, Museo Regional de Ancud. N.º inv. 76. Fotografía: Darío Tapia.
Instrumento aerófono denominado genéricamente trombón a pistón (Sach-Hornbostel 423.2), por lo que se le considera cromático. Algunos autores refieren a este tipo de instrumento como aerófonos de "de lengüeta membranácea" ya que son los labios del instrumentista los que realmente producen la vibración sonora (el instrumento provee el cuerpo resonador). Se usó en clubes musicales hasta la primera mitad del siglo XX. Algunos registros dan cuenta de su utilización en eventos procesionales, lo que está directamente relacionado con las prácticas musicales que se asociaban al culto católico y en las cuales el soporte musical fue, en un inicio, provisto por las bandas militares de las guarniciones hispanas en el archipiélago (Contreras, 1996 y 2003).
Trombón











