La mayoría de las papas que se cultivan hoy en el mundo provienen de las variedades nativas del archipiélago de Chiloé. La especie se originó en Perú precolombino, difundiéndose con el tiempo hacia el sur.
El tubérculo es la base principal de la alimentación de los habitantes de Chiloé y, como tal, ha influido en diferentes aspectos de su economía y su cultura. En 2017 se llevó a cabo en el archipiélago un estudio sobre técnicas de cultivo, comidas, herramientas, vocabulario y tradiciones relativas a la papa a partir de 11 entrevistas a campesinos de la zona, quienes asimismo describieron las transformaciones que ha experimentado el medio rural a lo largo de sus vidas.
Sus testimonios muestran la coexistencia de elementos tradicionales con otros de reciente adopción, especialmente en el plano de la transferencia tecnológica, que ha introducido cambios significativos en las técnicas de cultivo, pero también promovido en algunos casos la recuperación de usos que estaban en vías de desaparecer.
Junto con detallar el modo habitual de comer el tubérculo -hervido en cazuela, como acompañamiento o como plato principal-, los entevistados se refirieron a otras preparaciones locales, como los célebres milcaos y chapaleles, o los más desconocidos chochoca, mella y deche o ereŋo.
Son decenas las papas nativas del archipiélago de Chiloé. Su cultivo -desplazado hasta hace poco por variedades introducidas- está en recuperación gracias a proyectos que buscan sacar partido de sus atractivas formas y colores para atraer a los nuevos consumidores. No obstante, la percepción de los informantes acerca de la continuidad de la vida campesina es incierta: la esperanza está puesta en que sus descendientes permanezcan en el campo y sigan cultivando la tierra.
Descarga el artículo completo "El contexto cultural de la papa en Chiloé", por Roberto Bahamonde.